El pronóstico del cáncer de ovario depende del estadio de la lesión, su grado de diferenciación, los hallazgos macroscópicos en la intervención, la cantidad de tumor residual que queda después de esta y el tratamiento adicional posterior.
Estadios precoces ( I y II)
El tratamiento consiste en la extirpación del útero y los anejos ( trompas y ovarios ) seguido o no de quimioterapia dependiendo del estadio y del tipo histológico del tumor.
Se debe aprovechar la intervención para el correcto estadiaje de la enfermedad siendo en algunos casos necesaria la extirpación de los ganglios pélvicos y periaórticos para su estudio.
Estadios tardíos ( III y IV ):
Repetidos estudios demuestran que cuanto menor es la enfermedad residual tras la cirugía inicial, mejor respuesta a la quimioterapia y supervivencia significativamente mejor.
Esto mismo también se puede aplicar teóricamente a aquellas pacientes cuyos tumores progresan durante o recurren después de la quimioterapia inicial, sobre todo desde que se dispone de segundas líneas de tratamiento quimioterápico.
Citorreducción o cirugía de Debulky: se usa en el cáncer de ovario avanzado en estos casos:
Al principio ( cirugía primaria de citorreducción): es el tratamiento inicial se debe extirpar lo máximo posible de tumor ya que el pronóstico varía en función de la enfermedad residual que dejemos.
Después de 2 o 3 ciclos de quimioterapia o tras finalizar la quimioterapia ( cirugía citorreductora secuencial)
Recidiva tras tratamiento.
Cirugía paliativa secundaria: cirugía en pacientes con síntomas y signos de diseminación del proceso, para aliviar los síntomas durante un periodo mínimamente aceptable